domingo, 28 de noviembre de 2010

PERÚ

PARECE UN CAMBIO DE “ Continente!!!”

Ya tenia ganas de reencontrarme con mi mujer, la había dejado abandonada durante dos meses y deseaba verla. Al abrir el cerramiento metálico que las mantenía, incomunicadas del exterior, un cúmulo de sensaciones pasaron por mi cabeza. Había compartido conmigo multitud de situaciones y siempre se había portado según las expectativas. El polvo se había acumulado en ella, durante ese periodo, aunque estaba en la misma posición que cuando la abandoné. Después de comprobar que sus compañeras, las alforjas, estaban ok, equipamos a la vieja compañera con las Ortlieb, color rojo  y procedí a montarla. En los primeros minutos, tuve una extraña sensación parecida a cuando inicias la temporada de sky y no sabes si tus piernas seguirán la traza marcada por tu cabeza. El pedalear era diferente, parecía que la bicicleta tuviera un imán respecto al polo opuesto que le marcaba el suelo. Costaba avanzar con normalidad, aunque poco a poco la cabeza se iba adaptando a las nuevas circunstancias. La maquinaria, no estaba engrasada y los movimientos no salían con naturalidad. La pesadez de la musculatura, relajante debido al periodo de descanso, estaba acomodada. Solo necesitó un poco de tiempo para memorizar la rutina de trabajo y comenzar a sacar rendimiento al movimiento de palancas.
Ahora empezaba una nueva aventura, recorrer los Andes y atravesar diferentes países por lugares espectaculares. La sensación que teníamos era algo rara. Parecía que comenzáramos un nuevo viaje, en el cual teníamos una percepción extraña ya que parecía que fuera ayer donde iniciamos el viaje. El descanso nos había ido bien, tanto para el cuerpo como para la mente. Habíamos podido desconectar de todo lo sufrido anteriormente y ahora afrontábamos el nuevo reto como cuando te vas de casa para iniciar un viaje en busca de sensaciones nuevas. Ah, y digo cuando te vas de casa porque esa era mi sensación, aunque puede que sea debido a que los últimos 20 días había estado con la familia. No se la causa, pero creo que en viajes de larga duración lo importante es que pasados unos meses rompas la rutina, con algún proyecto diferente al que estés realizando. Eso hace, que disfrutes mas las experiencias y es entonces cuando el tiempo discurre muy deprisa. También es una herramienta útil a la hora de volver a tomar con mas ganas los siguientes proyectos y evitar caer en la monotonía del camino.


HOLOCAUSTO EN LIMA.

Las bicicletas, las embalamos en la estación de trenes de San Diego. La misma compañía ferroviaria nos facilitaba las cajas de cartón. El problema era, que estas, eran demasiado grandes y eso nos trajo varios problemas. El cambio de rutina no implicó muchas diferencias, lo único nuevo era que ahora estábamos acompañados de dos bultos de cartón. El tren nos llevó a Los Ángeles detuviendonos  en la estación central de la ciudad. Ahora, tocaba moverse por la ciudad  con dos paquetes over-side. Tuvimos que esperar un autobús para que nos llevara al aeropuerto. Los paquetes entraron justos por sus puertas de carga. Al final llegamos al aeropuerto, pero debido a que el vuelo no salia hasta el día siguiente queríamos dejar los dos bultos  en una  consigna. Tuvimos una sorpresa, ya que nos comunicaron   que en los aeropuertos de EEUU, desde el 11 de septiembre no existen consignas para guardar paquetes. Vaya problema, ya que pensad que nuestras cajas no cabían en ningún tipo de taxi. En el parking del aeropuerto llamamos al servicio de suttle del hotel donde nos alojaríamos esa noche y por suerte nos vino a buscar un mini bus. Resultó que los paquetes no cabían en el vehículo, este poseia puertas demasiado estrechas y espacios poco profundos. Tuvimos que luchar con las cajas hasta que al final pudimos embutirlas dentro del bus.

Por la mañana siguiente repetimos la operación y al llegar  al mostrador de Avianca, nos dijeron que los paquetes excedían de dimensiones y de peso.  Eso  rompia los planes, menos mal, que las bellas azafatas, muy amablemente, nos hicieron el favor de embarcarlas sin ningún coste adicional y lo recalco porque las compañías aéreas no suelen brindarse hacer esa clase de favores. Volamos desde L.A hasta Bogotá y seguidamente a Lima.
Llegamos a la 01:00 de la mañana a suelo Peruano. En la recogida del material en el aeropuerto de Lima,  tuve una gran sorpresa, mi caja de bicis estaba destrozada. La principal causa del estado como se encontraban las cajas radicaba en el control de equipajes realizado en el aeropuerto Americano. Allí vimos como abrieron las cajas para comprobar que en su interior no hubiera ninguna clase de explosivos y esto hizo que la caja se debilitara. La caja presentaba varios agujeros y su  parte superior estaba medio abierta. Miré el interior de la caja y  en principio no note la ausencia de nada .Una vez en el aeropuerto, fuimos a buscar los mostradores de las compañías que volaban hacia Cusco. Encontramos varias y nos decidimos por la mas económica. Fuimos a comer algo y cuando nos disponíamos a embarcar los paquetes, nos comunican que son demasiado grandes y que tenemos que reducir el volumen de las cajas. Eso implicaba perder el vuelo así que tuvimos que ir a cambiar los billetes. Procedimos a reducir el volumen de las cajas y así lo hicimos, mediante unos cortes de navaja y unas uniones hechas mediante bridas de plástico. Antes intentamos envolverlas en plástico, pero resultó ser que los muy cabrones, refiriéndome al encargado de la maquina que envuelve las maletas con una fina capa transparente, nos debió de ver la cara de gilipollas ya que nos pedía una cantidad estratosferica por dicha tarea.

Nos fuimos la segunda vez a chequear las maletas y la encargada nos comunica que el nuevo bulto aun continuaba siendo demasiado mayor para las dimensiones del equipaje del avión. La única solución que nos transmite, es que enviáramos el paquete mediante cargo. Eso implicaba salir fuera del aeropuerto dejar las bicis a una empresa de transporte y esta lo envíaria en  avión pero en la bodega destinada a carga. Aceptamos la jugada, así que nos cargamos los bultos y nos fuimos a enviarlos por carga. Aquí empieza la odisea. Al salir  de la zona del aeropuerto, de repente  aparece una fauna de personas que sobreviven en las calles como pueden. Varios tipejos se nos intentan pegar como lapas a ver si sacan algo de provecho. Al final dando largas a todos, se nos enganchan solo dos, a los cuales no les hacemos ni puto caso. Nos siguen hasta un lugar anexo al aeropuerto donde realizan el proceso de la carga.
 En el ambiente se nota que algo había cambiado, nos dabamos cuenta que nos  encontrabamos en un pais del tercer mundo. Los dos hombres buscando comisión, los de la carga intentando cobrarnos todo lo que podían y más, y nosotros con 36 horas sin dormir y apunto de perder en dos ocasiones el vuelo hacia Cuzco. Nos fue del canto de un duro, enviarlo todo al traste e intentar irnos con autobús. Al final, pensandolo bien, dejamos las bicis en cargo, con el inconveniente que   las bicis  llegarian en el siguiente vuelo debido a que en el tranporte de mercancías, estas, han de chequearse  tres horas antes del despegue del vuelo. Nos fuimos a tomar el vuelo y en una hora, mas o menos, llegamos a Cuzco.

Mientras nos dirigíamos a la zona de recogida de maletas, oímos como un operario del aeropuerto nombraba el nombre de Rey, le preguntamos si llamaba a Juan Manuel Rey y la respuesta fue positiva. El hombre pide que le acompañemos y nos explica que nuestras ocho (8) mochilas no habían llegado con el vuelo. Vaya por Dios, la cosa parecía increíble, extraviar un pequeño bulto de 8 maletas. Le explicamos que ademas de los bultos teníamos dos bicicletas por llegar . El operario, hizo un par de llamadas y mas tarde  nos informó que todo vendría en el próximo vuelo y nos acompañó a la zona de cargo.
Allí nos comunicaron que las bicis llegarían en el ultimo vuelodel dia , eso significaba unas 4 hora mas de espera. Eso era increíble, en nuestra cabeza pasaba de todo, pensad que las ocho alforjas van sin cierres, no cuesta nada abrirlas y viendo los personajes que vimos en Lima era fácil que algo se extraviase por el camino.
En lugar de quemar las horas en el aeropuerto decidimos ir a buscar hospedaje en la ciudad y regresar mas tarde en busca de las bicicletas. Tuvimos suerte, ya que todo llego sin apreciar ninguna anomalía extraña. Así que  montamos las bicicletas y una vez unidas todas las piezas, fuimos pedaleando hasta el hostal.


CUSCO. EL REENCUENTRO
 


Ciudad cargada de historia, mientras te mueves por sus calles, estas te van recordando su pasado. Muros moldeados por artesanos de un pasado, nos enseñan que la perfección de la talla esta en sus uniones. Por ellas no puede introducirse, ni un minúsculo alfiler, demostrando la profesionalidad de su técnica y trabajo. Las formas de las piedras encajan unas con otras como si se tratase de un mecano de grandes dimensiones. Catedrales esparcidas por el centro de la ciudad, muestran el afán de los religiosos en colonizar este antiguo pueblo.
La ciudad esta rodeada de montañas y en estas hay símbolos religiosos,situados estrategicamente para que todas sus gentes puedan observarlos desde cualquier lugar de la ciudad. La montaña situada detrás de la catedral, tiene escrito un tatuaje en su tierra,  recordándonos el lugar donde nos encontramos.
Sus gentes parecen ancladas en un pasado, pero creo que es la pobreza, la cual hace que esta sociedad no pueda progresar. Llegar a esta conclusión es tarea fácil, ya que en 1998 estuve por estas tierras con mi amigo David alias el “Gordo” y he observado que salvo la aparición de tiendas y complejos para el turista todo lo demás sigue igual, nada de esta sociedad parece haber evolucionado.
Para nosotros comienza un nuevo reto. Los incas nos enseñarán el camino que han dejado marcado en muros de piedra que se alinean delante de nosotros mostrándonos su pasado y recordándonos que todo sigue igual. Ahora nuestro problema es la altitud. No importa quien seas o lo fuerte que estés, la altura tiene una escala de valores que nos mide a todos por igual, así que no nos excederemos de nuestras posibilidades.
En el lugar, la pobreza extrema se apodera de las calles, ahogando a sus humildes gentes a sobrevivir al paso de los días. Son pobres, si, pero la riqueza de su cultura aun se mantiene en su lengua, tejidos, pinturas, tallas, formas etc..
Sus ropas están hechas con lanas de llamas, alpacas y vicuñas, las cuales están teñidas por colores vivos dando un toque de luz y contraste con sus pieles curtidas por el sol de la montaña.
En cuanto su lenguaje,sus habitantes aunque hablen castellano, no han olvidado su lengua madre, el Ketxua. Los mas viejos del lugar, entienden con dificultades el castellano y muchos de ellos no lo hablan. Continúan conservando la lengua de sus antepasados, y se resisten a utilizar el idioma impuesto por los colonizadores. Es encantador oír como esas gentes se comunican con esa lengua, la cual es parecida fonéticamente al euskera. Este hecho me recuerda a la similitud que tenemos en la Península con las diferentes lenguas de las diferentes Comunidades Autónomas . Por cierto, aquí, en los colegios se enseñan ambas lenguas, por lo que todos los escolares entienden ambas y parece ser que esto no causa ningún problema.


EN TIERRA DE PASTORES.

Pasado el cuarto día en la ciudad de Cusco, emprendimos de nuevo la marcha con nuestras bicicletas. Antes, hubo un contratiempo. Minutos después de desayunar, me vinieron unos mareos y ganas de vomitar. Me recuperé pasada una hora, aunque estaba a la expectativa de lo que podía suceder. Parece ser que unos sorbos de  mate de coca hace milagros. Antes de partir conocimos a Masaru Akita, era un japones afincado en Perú el cual hacia parapente y ofrecía vuelos biplaza en Lima. Estuvimos comentando nuestro viaje con el, ya que en su pasado, habia sido un viajero como nosotros. Por cierto, desde aquí quiero decir a mi amigo Farrús y Farré, que según Masaru, en Perú las velas de parapente rondan los 1500-2000 dolares.
Salimos de Cusco por la Avenida de la Cultura, teniendo mucho cuidado con el trafico. Parece ser que para los buses y los coches somos un estorbo debido a que estos  no están habituados a compartir la calzada con los cicloturistas. Teníamos que vigilar en todo momento, las incorporaciones de vehículos  y el cambio de carriles que se solían producir por estacionamientos o irregularidades en la vía. Los vehículos en la ciudad pasaban a pocos centímetros de nosotros y parece ser que nosotros nunca teníamos la preferencia de paso. Detrás de nosotros oíamos intermitentemente el claxon de los vehículos que nos avisaban que nos desplazásemos a la derecha. Al final salimos de la ciudad y el cambio fue considerable. El trafico había disminuido y por sorpresa, la carretera presentaba arcenes que facilitaban nuestra marcha. Íbamos con cautela ya que estábamos ciclando a 3400 metros y cualquier pequeña subida hacia que nuestros pulmones comenzaran a demandar mas cantidad de aire.

Soplábamos y el ritmo se iba ralentizando en las subidas. Teníamos que ir con calma, era nuestro primer día y teníamos que ir progresando de manera lenta. Nuestro destino final fue el pueblo de Urcos a unos 45 km al sur de Cusco. La etapa fue tranquila ya que descendimos unos 300 metros. El segundo día recorrimos unos 95 kilómetros hasta llegar a Sicuali y durante el camino pudimos darnos cuenta de que íbamos subiendo de altitud de manera escalonada. Pasamos por diversos pueblos, donde me es imposible recordar sus nombres sin la ayuda de un mapa. La población se dedicaba completamente a las labores de campo, trabajando en las plantaciones de maíz o haciendo de pastores de ovejas, vacas, llamas etc. Este es un país de pastores, las mujeres suelen sacar a pasear al ganado en busca de las mejores hierbas. Cada día llueve, ahora, estamos en época de lluvias y cada tarde el cielo se cierra y caen gotas de gran tamaño que en un zassss lo mojan todo.


QUIEN ME HA PUESTO DOS VELAS NEGRAS

Salimos de Sicuali después de comernos cuatro bocadillos de atún. Desayunamos bien para poder afrontar con garantias el puerto de la Raya de 4338 metros. Comenzamos rodando y rápido vimos el falso llano. Aparecían delante de nosotros rectas que de manera inapreciable iban superando el desnivel. El movimiento del cambio iba paulatinamente desmultiplicando el esfuerzo. A medio camino encontramos un lugar de aguas termales, pero decidimos olvidarnos del baño y afrontar la subida. Por desgracia tuve un pinchazo antes del puerto, provocado porque la cámara se introdujo en el espacio donde van alojados los radios, debido a que el protector plástico de la llanta se había movido de su lugar.
Comenzábamos a subir, pero la pendiente no era muy fuerte aunque si notábamos como incrementaba   la altitud. Ciclar por encima de 4000 metros arrastrando seis alforjas, no es nada cómodo. Llegamos a la Raya sufriendo lo suyo en los dos últimos kilómetros, pero contentos ya que nos habíamos adaptado bien a la altura y ninguno de nosotros había sufrido soroche. Al coronar el puerto, encontramos un gentio de personas que vendían productos artesanales a los turistas que paraban en bus. Aquí comimos unas empanadas de queso y unos plátanos a parte estuvimos un buen rato hablando con las vendedoras locales. Al iniciar la bajada, choffff pinche la rueda trasera, estaba visto que no era mi día.
La causa del pinchazo fue la misma que la anterior. La suerte no estaba con migo ese día, ademas mientras intentaba arreglar el pinchazo se puso a llover. Lo mas rápido posible cambié la cámara y comiencé a descender el puerto en solitario. Mientras descendía el puerto se puso a granizar. Al no encontrar ningún lugar para cobijarse, ciclamos hasta el final. Pero aquí no acaba mi mala suerte, cuando intentaba dar caza al Chusma, un coche pasó a escasos centímetros de mi bicicleta en el preciso momento que se aproximaba un camión por el otro sentido de la marcha. Tuve que hacer un movimiento hacia mi derecha para esquivar el vehículo, con la mala suerte que se encontraban los raíles de tren en medio de mi camino.

Pasé la primera rueda pero al pasar la rueda trasera, esta se quedó trabada en medio de los carriles, produciendo que la bici y yo fuéramos al suelo arrastrándonos por el asfalto. Me cagué en toooo, el golpe lo sufrimos mis bolsas y mi rodilla derecha, pero por suerte no me rompí nada. Al incorporarme me di cuenta que excepto el dolor producido por el impacto todo estaba en su sitio. No pude  pensar ni un segundo en lo que habia sucedido  porque el granizo y la lluvia me estaban bombardeando. Rápidamente redireccioné mi ira hacia el conductor del vehículo que había provocado el percance, el cual ni se digno a parar. Continué la marcha y  fui ciclando en medio del granizo hasta encontrarme con Chusma en Santa Rosa. Buscamos hospedaje e inmediatamente me limpié la herida y reparé los daños ocasionados en las alforjas.

Por favor, que alguien me ponga un par de velas blancas......


ALTIPLANO


Salimos de Santa Rosa y rápidamente nos dimos cuenta que estábamos en el Altiplano Peruano. Circulábamos por carreteras de rectas infinitas, envueltas en los alrededores por montañas, algunas de ellas con nieves en sus cumbres. El sitio era espectacular con sus praderas secas por la falta de liquido. Multitud de pastoras compartían el territorio con sus vecinas y los agricultores preparaban el suelo, a la espera de las inminentes lluvias para poder realizar la siembra. Ciclar se hacia monótono, la rectas parecían que no tuvieran fin. Todo se hacia repetitivo, la retina tenia memorizado todos los matices del paisaje esperando que en la siguiente curva apareciesen formaciones diferentes o alguna cosa nueva que captase nuestra atención. El cielo parecía surgido de dibujos animados, formaciones de nubes de algodón pasaban por encima de nuestras cabezas. El conjunto hacia que el paisaje fuera especial, como también lo fue el viento. Este, nos venia en contra, ralentizando nuestro avance. Las pocas casas que íbamos encontrando estaban bastante diseminadas. Eran  viviendas muy humildes y estaban construidas con piezas de arcilla mezclada con fibras vegetales.

De vez en cuando encontrábamos alguna charca, donde algunos flamencos daban un toque de color al paisaje. Su estilizada figura, unido al color rosado de sus plumas parecían no encajar en el árido terreno.
Por estos lugares, lo que predomina  són las durisimas condiciones para poder sobrevivir. Hay escacez de agua, la tierra se convierte en una masa dura debido a los  contrastes entre la intensidad  del  sol durante el dia   y el frio de sus noches . El astro solar se asoma a las cinco de la mañana y es  muy peligroso debido a la  intensidad de su luz. Durante el día era obligatorio llevar en todo momento las gafas oscuras y en cuanto a nuestra piel, teníamos que irnos untando crema solar en las partes de nuestro cuerpo que quedaban expuestas a sus radiaciones.
En el altiplano hay que tener mucho cuidado con el tráfico, debido a que  sus largas rectas, hace que los conductores  cojan grandes velocidades. Algunos  conductores peruanos  suelen confiarse en su conducción y aveces se nos aproximan demasiado.
Paramos en Pucara y desde aqui nos fuimos a Puno, ciudad ubicada a orillas del lago Titicaca. La ciudad la recordaba diferente, como mas pequeña y mas tranquila.


 
UNA PALMADITA

Llegamos a Puno, con la intención de descansar un par de días, ver el lago ( el 2º mas grande del mundo) y de paso ver el clásico, Barça versus Real Madrid. La ciudad de Puno se encuentra a orillas del lago Titicaca y es la base para poder ver las islas de Takile y Uros. Visitamos el puerto, la zona estaba repleta de pequeñas embarcaciones que ofrecían diferentes rutas dentro del lago. Sus aguas con sus diferentes tonalidades, indicaban la contaminación que sufría el lugar. El lago el cual hace de linea divisoria entre Perú y Bolivia, tiene multitud de orillas donde no hay olas, aunque a veces el viento intenta empujar algunas gotas que son robadas por el aire. Cuando no llueve, el cielo a veces lo utiliza como espejo haciendo que su reflejo se confunda con este. En sus aguas los peces no pueden emigrar a mejores aguas, intentando cada día escaparse de las redes de los pescadores. Visitamos la ciudad de Puno y nos hartamos de hacer visitas a las pollerias y comer pollo a la brasa. El día 29, vimos el partido de fútbol. Quien se iba a pensar que el Barça le metería 5 goles al Real Madrid. A priori el partido parecía muy igualado, viendo la clasificación y el rendimiento del equipo blanco entrenado por Mouriño. Hacia 6 meses que no veía fútbol y ese mediodía vi un espectáculo. Solo se vio un equipo en el campo, parecía un rondo. Los jugadores del Barcelona se pasaban la pelota rodeados de jugadores blancos que eran incapaces de robarles el balón. Me supo mal por Casillas ya que encajar 11 goles en los dos últimos partidos contra el Barça, no es de buen agrado para un portero, pero que se le va hacer.

Abandonamos la ciudad y fuimos bordeando el Lago, pasando por diferentes poblaciones hasta llegar a Juli. Por el camino se podía ver como la gente trabajaba las tierras que rodeaban el lago, las cuales parecían mas fértiles. Sus tierras eran más productivas y había más ganado del que habíamos visto cerca de las montañas.
En Juli nos hospedamos en el hospedaje que encontramos situado en la plaza de armas, la habitación era espectacular. Ésta desprendía una olor a rancio, que tuvimos que mirar debajo de la cama por si había algún gato muerto. El lavabo era compartido, la papelera del wc estaba a rebosar de papel higiénico utilizado y los olores que desprendía el inodoro, mejor ni contarlo. Para que os deis una idea en los hospedajes en que nos acomodábamos, al no estar ubicados en las zonas donde paran los turistas, presentan bastantes carencias. Sobretodo era curioso ver que la ropa de las camas no la cambiaban hasta que pasaba un mes o a saber cuando. Aunque pensándolo bien, recuerdo un día en que vimos un hospedaje donde debajo de las camas estaba el vertedero municipal y el lavabo el cual estaba ubicado en el patio exterior, tenia anexado unas corralinas llenas de cerdos, uhhhmmm que olorcito, tuvimos suerte que en el pueblo había otro lugar mas digno, si no es preferible plantar la carpa en un descampado.

Hoy, uno de diciembre hemos abandonado Perú y hemos entrado en Bolivia. Antes hemos tenido que recorrer 60 kilómetros bordeando el lago. Para mi ha sido una etapa muy larga, esta mañana después de desayunar, hemos abandonado Juli. Había una subida que me ha agotado ya que al cabo de haber recorrido 15 km he notado como tenia un vacío en mi estomago. Iba ciclando pero me venían sensaciones raras. Mi barriga parecía que tuviera vida propia y en una subida tuve que parar porque me venían ganas de vomitar. No expulsé nada, como iba a salir algo si el desayuno hacia rato que estaba volatilizado. Paramos un rato para ver como me evolucionaba el estomago y la verdad es que la parada me sentó bien. Llegamos a la zona fronteriza entre Perú y Bolivia donde encontramos una aduana muy tranquila, casi no transitaba nadie ya que la mayoría de la gente cruza el paso por la carretera principal en la localidad de Desaguadero ubicada mas hacia el Oeste. Los tramites burocráticos, al no existir colas, los realizamos muy rápidos, sumando un par de estampillas mas en el pasaporte.
Cruzamos la frontera y nos dirigimos a Copacabana, pueblo situado a 8 km de la frontera. El sitio es bonito ya que tiene un paseo junto a orillas del lago donde esta repleto de embarcaciones que te pueden llevar a la isla del Sol . El lugar se ve turístico ya que esta repleto de hoteles, bares, restaurantes etc... Ahora es temporada baja y predominan los vendedores de artesanía que al haber disminuido el transito de turistas, a veces se hacen pesados intentandote venderte sus trabajos. Al hablar con la gente del lugar hemos podido comprobar que ya aparecen cambios en el carácter de estos. Los bolivianos, en mi primera impresión parecen ser personas mas cordiales que los peruanos.

CAMINO A LA PAZ

Cuando abandonamos Copacabana desconocía que tuviéramos que subir, aunque al ver las rampas iniciales y el paisaje desértico que se nos presentaba, rápido asimilé que volvíamos a subir al altiplano. La subida era larga y por el camino encontramos una familia de franceses. Los dos abuelos y una pareja con sus dos hijas. Era digno de admirar debido a que la edad de uno de los abuelos rondaba los 72 años. Una vez hecho el puerto, se nos abría el paisaje pudiendo observar como aparecían una cadena montañosa de picos de 6000 metros, que recibe el nombre de Los Nevados. Como indica su nombre, los picos estaban enharinados y formaciones de nubes parecían estar siempre presentes en sus cumbres. Íbamos acercándonos a San Pedro de Tiquina lugar donde el lago tiene su parte mas estrecha y es posible cruzarlo con unos botes. Una vez cruzado el lago, comimos en el restaurante del pueblo y de nuevo tuvimos que superar unas subidas para por fin ciclar en el plano. Llegamos a Huatajaca y nos hospedamos, y menos mal que preguntamos antes, si no en este país uno puede llevarse sorpresas ya que fuera de los lugares turísticos es difícil encontrar hospedaje. Al día siguiente, comenzamos a rodar sin desayunar ya que no encontramos ningún sitio habilitado para ello. Al cabo de 10 Km, hicimos una parada y desayunamos lo único que había, arroz con trucha.
 Continuamos la marcha y recorridos unos kilómetros apareció el temido viento. Rachas de viento aparecidas de la nada impactaban de costado contra nosotros. La velocidad de nuestro avance se redució enormemente y de sorpresa otra vez me vinieron las nauseas. Tuve que hacer una parada para poder recuperarme y continué hasta encontrar a Chusma. En la parada realizada comí una barrita y fui bebiendo liquido para ir recuperando fuerzas. El frío viento, no se dignaba a desaparecer y tuvimos que luchar contra él durante un buen rato. Al final y después de sabernos perdedores, se dignó aflojar para nuestra suerte. Íbamos de camino hacia la Paz pero antes uno ha de subir al Alto. Durante el camino íbamos subiendo desnivel de manera paulatina pero no sabia que me pasaba, tuve que parar varias veces para recuperarme. Iba ingiriendo galletas cada cierto periodo de tiempo y parecía que con eso la cosa iba calmándose, pero notaba que algo no funcionaba. Al final con muchos esfuerzos por mi parte llegamos al alto de La Paz. Su trafico era caótico, en sus calles reina una especie de anarquía donde nosotros teníamos que imponer nuestra ley ( la maniobrabilidad de los ciclos). Los colapsos en los cruces era lo mas habitual debido a la carencia de las luces tricolor. Una vez acertamos con la dirección adecuada para dirigirnos a la ciudad, se me presentó una gran sorpresa. La ciudad, esta ubicada en un valle y la vista desde el Alto, es espectacular, te permite observar toda la ciudad desde una panorámica increíble. Aunque eso fue lo único que vi, ya que después de descender los 500 metros de desnivel para llegar a la ciudad y coger el alojamiento, me fui directamente al saco.
 Tenia frío en los pies y notaba como los riñones también se habían congelado. No tenia ganas de nada y cada 15 minutos tenia que ir al baño a desalojar lo que estuviera en mi barriga, sin que esta me hiciese daño alguno. El día siguiente, lo pasé en cama aunque salí de la habitación para hacer las comidas pertinentes. No tenia mucho apetito pero me obligaba a comer. Aun continuaba yendo al baño, esos sí, de manera menos periódica aunque la viscosidad del liquido no aumentaba. No se que habrá tenido la culpa de la disfunción corporal, pero supongo que ha podido ser el frío o una bacteria juguetona. El tercer día en la Paz, pude abandonar la habitación y pasear por sus calles, pero siempre llevaba a mano el papel higiénico, ya que después de las comidas, cuando menos te lo esperas oía como mis intestinos me hablaban, mandándome una orden precisa. !!! Ojo que bajo y no espero a nadie!!!!!.