domingo, 26 de diciembre de 2010

BOLIVIA MOUNTAINS

INCERTIDUMBRES

Los momentos en que uno lo pasa mal, te ayudan a saber soportar futuras situaciones, aunque en el transcurso de lo sucedido uno es solo consciente de intentar soportar algo llamado dolor. La mente se ofusca debido a que el cuerpo segrega algún tipo de substancia que nos bloquea los transmisores que nos proporcionan bienestar. Uno intenta recopilar todos los datos y saca un diagnostico de lo sucedido, aunque como siempre, nosotros mismos nos auto medicamos y si no funciona, entonces vamos corriendo a buscar la opinión de un profesional.
Debido al estado físico en que me encontraba después de sufrir descomposición, decidí no coger la bicicleta por unos días, hasta que mi cuerpo, sabio él, me mostrara el momento oportuno y el camino a seguir. Acordamos con mi compañero separarnos por dos días, así el ciclaría el trayecto que va desde La Paz hasta Oruro y yo lo realizaría mediante bus. El descanso me sentó de maravilla, ahora solo era cuestión de lanzarse y observar el comportamiento de la maquinaria. Al salir de Oruro montado en la bici, la cosa no estaba clara, teníamos que recorrer 120 km hasta llegar a Chayapata. El recorrido era largo y no sabia como iba a responder la musculatura. No me lo esperaba pero el cuerpo se adaptó muy rápido, aunque por mi parte iba proporcionándole energía constantemente, a base de pan y plátanos.
Menos mal que todo el recorrido transcurrió por un terreno totalmente plano, porque al final apareció el temido viento, el cual nos empujaba de costado y nos invitaba constantemente a salirnos del arcén. Tuvimos que ir con mucho cuidado ya que cuando se nos cruzaba un bus o un camión la fuerza del viento se multiplicaba y aparecían invisibles fuerzas de succión que podían desequilibrar la bici y ponerte en serios problemas.
Por los parajes en que nos movemos, resulta cada vez mas complicado encontrar alojamiento y comida decente. El país, salvo las zonas turísticas, no esta preparado para el transito de extranjeros. Entre los bolivianos, hemos encontrado de todo tipo de caracteres, pero nos sorprende el desinterés que muestran a veces para hacer negocio ya que prefieren dejar de captar un cliente extranjero, a sacar buen provecho de ese acto.
Al poco de abandonar Chayapata, hemos dejado de ciclar por asfalto y ha aparecido la pista. El camino resulta duro y pesado ya que esta repleto de baches los cuales nos impiden movernos con agilidad. La marcha se ralentiza y en cada momento tenemos que trazar el mejor rumbo para evitar perder el equilibrio. Todo se mueve, la bicicleta no para de tambalearse, y para ella es una prueba de fuego con todo el peso que lleva encima. En todo este trayecto tendremos un acompañante más, el polvo. Este esta presente en todo el recorrido y es frecuente ver pequeños remolinos o tornados de arena que van apareciendo y desapareciendo por los alrededores.
El paisaje se vuelve cada vez más desértico. Aparecen zonas de dunas y a veces observamos explanadas con un manto blanco, formado por una fina capa de sal. La vida en estos parajes es pura supervivencia, la tierra no da para más y el ganado aquí se va transformando. Aquí solo resisten las llamas y las vicuñas, acostumbradas a soportar las duras condiciones que el medio les exige. Tardamos unas tres horas en recorrer 21 km por la pista , así que imaginaos lo lento que nos movíamos, pero el terreno no daba para mas. Al final paramos en Sevaruyo, el lugar parecía desértico, aunque había un antiguo hospedaje donde nos aposentamos. Pudimos comer aunque solo nos dieron sopa. Por cierto es el primer lugar donde me alojo que no tiene lavabos. Si tienes una necesidad te vas a la calle y listo, toda para ti, sin complejos. Vaya momento tuve para tener un apretón, tuve que ir a la parte trasera y plantar un pino, la escena era de risa porque no tenia ningún parapeto y delante mio había otra calle llena de viviendas, aunque a esas alturas ya me daba igual que me mordiera un perro que una perra.

Por la tarde, en estos lugares se da una metamorfosis, sus pobladores los cuales están desaparecidos durante el día, salen a las calles cuando el sol esta apunto de extinguirse. Los pueblos que parecían deshabitados, cobran vida como si de repente en un desierto brotara agua. Los niños del lugar parecen multiplicarse y sus voces tienen el poder de crear vida. Juegan con cualquier objeto con el afán de divertirse y comparten lo poco que tienen. Los mas mayores intentan matar la tarde jugando al fútbol en estado puro, sin existir reglas complexas. No existe el fuera de banda y los equipos son de multitud  de jugadores, siendo imposible observar desde fuera quien pertenece a cada bando.
Si uno camina por el pueblo fuera de la zona dedicada a los juegos, solo percibe la soledad de sus calles, todo esta envuelto de polvo, aunque a veces observas un movimiento de muslos excitante. Son los cerdos, que se mueven con toda libertad por el pueblo, rastreando el lugar en busca de alimento. A veces, tienen sus conflictos y trifulcas con los perros de la zona ya que entre ellos se disputan la supremacía del trono para poder tener acceso a las mismas migajas.
Es el segundo día en que nos movemos por la pista, parece ser que hay tramos que permiten avanzar mas rápidamente aunque se mezclan zonas donde la arena nos pone una barrera a nuestras ruedas. Multitud de veces nos quedamos clavados en la fina capa de arena, haciendo que nuestras ruedas derrapen y a veces nos vayamos al suelo. Los huesos tienen que ir absorbiendo las vibraciones que soporta la bicicleta al moverse por el inestable terreno. Las etapas se hacen duras y mientras, transcurre el día, uno se va agotando poco a poco. El sol, ademas parece no descansar y va intentando deshidratandonos poco a poco. Al realizar alguna parada, no existen las sombras, uno se siente incómodo postrado debajo de la luz, la cual desprende una calor abrasadora. Al final paramos en Río Mulatos. Era pronto, concreta mente la hora de comer y decidimos no continuar la marcha. La idea de no continuar era lógica, no había nada más a 80 kilómetros a la redonda y en esos momentos se aprecia tener un lugar donde poder comer caliente.
El tercer día por la pista, el terreno habia mejorado y eso ha permitido que nuestro avance fuera mas rápido, aunque la cosa no ha sido fácil. La dichosa arena nos ha dificultado la tarea en infinidad de ocasiones. Los parajes cada vez son mas hostiles y eso implica observar la temida despoblación de estos parajes. La etapa ha sido larga, concretamente 102 kilómetros por la pista, atravesando lugares perdidos, hasta que por fin llegamos a Uyuni. Los riñones y las muñecas han sido los que han sufrido más debido a los impactos del terreno. Una vez en el pueblo, se ha producido un milagro.
En el hospedaje teníamos agua en el lavabo y en la ducha, el agua brotaba caliente, para nosotros ha sido especial. Por fin podíamos despegarnos de todo el polvo que estaba adherido en nuestros poros. Ya no recordaba el olor de sentirse limpio. Por mis fosas nasales se introducían esencias de fragancias que desprendían los jabones y fue entonces cuando pude darme cuenta de la mala olor que desprendían nuestras ropas de licra.
Ahora toca saborear un poco el descanso mrecido y recuperarse de la dureza del recorrido hecho por la vía sin asfaltar. Nos espera unos días complicados, tendremos que atravesar salinas, desiertos, lagunas y posteriormente algún que otro puerto de montaña para poder cruzar a Chile, lo cual implica sufrimiento, fatiga, escasez y penurias.
Han sido dos días de descanso merecido en Uyuni, no había nada que hacer, únicamente alimentarse y descansar. Lo único que cabe destacar fue la visita al cementerio de trenes que hay en las afueras de la ciudad. Máquinas oxidadas y vagones de trenes de otra época yacen abandonados en medio de la nada, continuando su proceso de deterioro, al paso de los días. Es una pena ya que todo ese metal ha dejado de ser funcional y podría ser reutilizado en la fabricación de otras cosas.


SALAR DE UYUNI

Era el día, se nos presentaba la ocasión de cruzar el Salar. Cuando nos íbamos acercando al lugar una especie de luz iluminaba el horizonte. Era la luz del sol que se reflejaba en la blanca superficie del Salar. El sitio es increíble, tienes la sensación de encontrarte en uno de los dos polos de la tierra ya que parece que estés ciclando por encima de hielo. Miles de millones de toneladas de sal estaban solidificadas debajo de nuestros pies. Dentro del salar es fácil perderse ya que no hay referencias, mires donde mires solo ves un manto blanco que se pierde en el horizonte. Llevar el GPS sirve de mucha ayuda, aunque en el suelo estaban marcadas las huellas de los vehículos 4x4 que llevan a los turistas. Dentro del salar cada uno puede tomar el rumbo que quiera, no existen carreteras aunque es aconsejable seguir las trazas marcadas por los vehiculos. El suelo del salar parece como si hubiera estado tejido por un enjambre de abejas. Infinidad de paneles hexagonales cubrían el suelo y se extendían por toda su superficie. Cada vez que pasábamos por encima de un panel se iba oyendo un crack, provocado por la fuerza de nuestros pneumáticos al impactar con los cristales de sal.
Al principio del salar pudimos ver como las gentes del lugar explotaban la sal de las salinas, recopilando esta en montículos que a posteriori sacaban con camiones. También visitamos el hotel de sal, lugar como su nombre indica hecho con rocas de sal. Aquí encontramos a cuatro ciclistas aunque a dos de ellos ya los habíamos conocido en Copa Cabana. Desde aquí nos dirigimos a la isla de Incahuasi ( La casa del Inca). La isla es una superficie de roca situada en medio del Salar. Lo mas destacable de la isla es su situación privilegiada y sus inmóviles habitantes.

 Multitud de cactus gigantes viven en la isla y se postran inmóviles como auténticos vigilantes de viejas historias ocurridas por estos lugares. Esta isla, no es la única dentro del salar sino que hay otra isla cercana, llamada la isla del Pescado. Recorrimos aproximadamente unos 70 kilómetros por dentro del salar hasta llegar a la isla. La sorpresa fue, que al llegar encontramos a un vasco y un argentino con un Ford fiesta, los cuales muy amistosamente y viendo el estado en que nos encontrábamos nos ofrecieron vino, pastas con paté y dulce de leche. Fue todo un manjar y desde aquí quiero agradecer su gesto desinteresado que tuvieron con nosotros. La verdad es que pasamos un buen rato conversando y degustando esos pequeños manjares. Espero que hayan tenido suerte en su viaje ya que su vehículo había sufrido algunos desperfectos provocado por las duras condiciones orográficas del lugar.


PERDIDOS OTRA VEZ

Al dia siguiente abandonamos la isla y dejamos el salar recorriendo 40 km mas en dirección sud oeste. La realidad nos volvía a golpear, la pista que nos había de llevar a las lagunas, era un infierno. La arena y la multitud de baches hacia que ciclar fuera un calvario. En infinidad de veces fue imposible moverse debido a que los neumáticos se quedaban inmóviles enganchados en la fina arena. Apearse de nuestra compañera la bicicleta era una acción habitual y empujarla por las pequeñas dunas de arena era un gesto repetitivo y agotador.
Nuestra meta era llegar a San Juan, pero surgieron complicaciones en el trayecto. Debido a las bifurcaciones del camino, cada uno intentaba buscar el camino mas confortable. En una de esas, me decidí a tomar un camino que discurría por la laguna. La trazada era mas fácil y avancé metros sin darme cuenta que Chusma se iba quedando atrás debido a la dificultad de la pista. Cuando me incorporé a la pista, vi unas huellas de bicicleta y pensé que eran las de mi compañero. Estaba equivocado, aunque me daria cuenta mas tarde. Fui ciclando durante bastantes kilómetros pero no lograba verlo. Hice varias paradas pensando que podía estar detrás de mi, pero no aparecía. Al cabo de un rato, apareció detrás de mi un motorista suizo , el cual me dijo que mi compañero estaba 15 km detrás de mi posición y me dio consignas de que al día siguiente nos encontariamos con Chusmi en San Juan. Teniendo esa información continué la marcha, pero la cosa se iba complicando por la multitud de caminos que se cruzaban en el lugar.

No disponía ni de mapa ni de GPS, así que iba preguntando a los pocos vehículos que encontraba si la dirección tomada era la correcta. Fui bien durante bastantes kilómetros hasta que en la última bifurcación tomé el camino equivocado. No había señales, no pasaba nadie y después de estar un buen rato esperando, me arriesgué tomando rumbo sur. No se cuantos kilómetros de mas realicé pero cuando me di cuenta de la equivocación ya había recorrido entre 15 y 20 km de mas. Este fallo me pasaría factura, debido a que se hacia tarde y como siempre a esas horas aparecía el temido viento. Rachas intermitentes de fuerte viento hicieron que no hubiera mas remedio quebacar  de la bici y  empujarla. El viento, esta vez no era el factor mas determinate en mi avance, en la pista estaba depositada una gran cantidad de arena que hacia imposible que la bici se moviera utilizando el movimiento circular de las bielas.
Los últimos 5 kilómetros se me hicieron infinitos, llegué a San Juan entrada la noche y rebasando supuestamente el limite de mis fuerzas. Mi situación era patética, parecía que fuera una simple marioneta, tan frágil ella, moviéndose de manera titubeante a través de finísimas cuerdas que daban algo de consistencia a su esqueleto. Se me hace difícil describir el estado de agotamiento extremo en el cual acabé, donde la mente continua ordenando al cuerpo que aun puede continuar y este asume ser engañado, aunque al cabo de un rato, cuando el cuerpo descubre la verdad, ya es demasiado tarde. Estaba poseído por una sensación extraña que se te apodera de todo tu ser. Estas en otro mundo paralelo, caminas pero no avanzas, escuchas pero no sientes, miras pero no observas, tocas pero no palpas. En resumen,  yo no tenia el control de parte de mis sentidos, parecia que estos estuvieran ajenos a percibir la realidad del momento.

Tube que gastar mis ultimas fuerzas en subir mi equipaje a la habitación. Fue una tarea donde mis pulmones se tubieron que esforzar para conseguir un poco mas de carencia insuflatoria, para poder vencer el desnivel de las metálicas escaleras.
Cené con un grupo de brasileñas, suizas y un francés y la verdad es que no tenia hambre pero me obligué a comer. Tuvimos una cena en la que sin querer, yo, me convertí en el tema de conversación. La gente me iban preguntando cosas relativas al viaje y estuvimos hablando de multitud de temas hasta que se hizo tarde.
Por la noche, no dormí bien, a eso de las 04:00 me entro frío en los pies y tuve que tomarme un antitermico para entrar en calor. Mi cuerpo respondía con señales de debilidad al esfuerzo realizado el día anterior. Costó un buen rato que los dedos de mis pies estuvieran calientes y temía que me vinieran nauseas o diarrea. Por la mañana, casi no pude desayunar. Una sensación rara estaba ubicada en mi estomago, así que decidí irme a la cama. Cuando me disponía a tumbarme dentro del saco, para esperar a mi compañero, la sirvienta del hostal me comunicó que mi compañero había llegado. Lo encontré un poco raro ya que eran las 08:00 de la mañana y según mis cálculos faltaban al menos un par de horas para que el llegara. Chusma me explicó que el dia anterior intentó llegar al pueblo, pero se quedó a 5 Km, debido al agotamiento producido por la arena y al viento del camino. Se había quedado sin agua y estaba deshidratado. Ese día decidimos descansar y quedarnos en el hospedaje. Yo estuve medio día en la cama bebiendo y recuperandome debido a que me encontraba bastante flojo. Al día siguiente queríamos llegar a la laguna Herionda, que estaba a 80 kilómetros, pero sabíamos que dependiendo del estado de la pista, llegaríamos o no.
 Primero avanzamos rápido debido a que ciclábamos por un salar, pero al dejarlo apareció la temida pista. Subimos 500 metros de desnivel por un camino lleno de arena y baches. El paso continuo de los todo terrenos, provocaba que la pista estuviera en esas pésimas condiciones. Tuvimos que llevar a rastras las bicicletas en la mayor parte de la subida. Era una tarea agotadora ya que te esfuerzas al máximo pero no avanzas. Una vez superado el desnivel, el camino no mejoraba ya que volvía la acumulación de arena y la aparición de piedras. Recorrimos unos cuantos kilómetros más, hasta que encontramos un lugar adecuado para parar y montar nuestras tiendas. El viento había aparecido, aunque esta vez no era tan fuerte que los días anteriores. Nos aposentamos cerca de unas rocas que nos hacían de parapeto respecto al viento del lugar y para merendar nos comimos una lata de sardinas made in Marruecos. El bocado fue exquisito pero el problema era el agua. La dura subida había hecho que bebiéramos y eso había disminuido nuestras existencias del preciado liquido. Estábamos en medio de la nada y era imposible encontrar agua. Me quedaban dos litros de agua pero estos tenían que servir para llegar al día siguiente al hotel de la laguna. Tuve que raccionar mi agua y  para cenar,  tomamos pan con dos latas de atún, ( fue bocato cardinale), el pescado era made in  Thailandia, aun estoy salivando de lo güeno que estaba. Después de cenar, las plumas del saco, me transportaron a otra dimensión, el calor volvía atravesar mi cuerpo y notaba como la subida de temperatura iba recorriendo mis venas, provocando un efecto placentero. Pensad que estábamos a 4200 metros y fuera de la tienda hacia algo de frescuni.

Por la mañana, después de recoger las cosas, hicimos desayuno de supervivencia y rápido note que estaba flojo. Comenzamos a ciclar y de nuevo la dureza de la pista pasaba factura. Iba a 0 y había tenido nauseas, así que abrí un paquete de galletas y comencé a ingerir liquido. La cosa fue mejorando, pero aparecieron las subidas. El esfuerzo cada vez exigía mas rendimiento al cuerpo y este, cada vez estaba mas debilitado. La velocidad de avance era de risa, 8 Km por hora de media, pero era imposible ir mas rápido. Por ahora si lo pienso bien hemos tenido suerte, ya que la dureza de la pista no ha pasado factura a nuestras bicicletas.
 La infinidad de baches y piedras, producen infinidad de vibraciones que nuestros cuadros han de soportar y con el peso que están soportando hubiera sido fácil que se hubieran fisurado. Mientras íbamos avanzando por la ruta, nos iban pasando los 4x4 que transportan a los turistas y teníamos que intentar esquivar el polvo que iban levantando.
Menos mal que dentro del grupo de conductores hay algunos samaritanos. Digo esto porque cuando llegamos a la laguna Cañapa, un chófer nos ofreció la comida sobrante del grupo que transportaba. Comimos pasta con verduras y fruta de postre, este gesto se lo agradecimos con toda el alma. La laguna estaba llena de flamencos que con su pico filtraban los microorganismos que habitaban en sus lodos. Solo nos faltaban unos 10 kilómetros para llegar a nuestro destino. El recorrido se me hizo durisimo por la lentitud de mi avance, debido a la arena y al agotamiento. Llegamos al econo lodge Los Flamencos. Aquí tome la decisión de que al día siguiente tomaría un coche para que me llevara a la Laguna Colorada, la cual queda a unos 80 km. Estoy demasiado débil para ir arrastrando la bici y prefiero no forzar ya que puede ser que un día de estos, el cuerpo me pase factura. El Chusma irá en bici y puede que tarde 2 o 3 días. Pensad que no hay nada entre estas distancias y la pista esta en condiciones pésimas.


DURO,DURO,DURO DE COJONES

La mañana siguiente, me he despertado cuando Chusma se preparaba para irse, nos volveremos a ver dentro de un par de días . He aprovechado y he dormido hasta que mi cuerpo me dijo que era suficiente. El desayuno ha sido genial como la cena, pero he podido conversar con la cocinera y uno de los trabajadores del lugar. Hemos tenido una buena conversación y hemos entablado una buena amistad. Después me fui a posicionar en la laguna para poder parar alguno de los vehículos que transportaban a los turistas. Al cabo de dos intentos he podido encontrar un vehículo que estaba dispuesto a transportarme junto mi bicicleta. El trayecto ha transcurrido por terreno lleno de arena y la pendiente en todo el rato iba siendo positiva. Mientras circulaba con el vehículo, pensaba en lo duro que se le debería de hacer a mi compañero. Cuando lo encontré había recorrido unos 30 kilómetros de los cuales 20 los había pasado empujando la bicicleta. Pero lo duro aun estaba por llegar. Pasamos por el desierto del Sinoli, lugar inhóspito y lleno de arena. Uno había de seguir la trazada de los coches para no quedarse anclado en el inestable terreno. El desierto era inmenso y creo que va a ser uno de los pasos donde mi compañero va a sufrir mas ya que todo es arena y no hay opciones a la hora de cambiar la traza marcada. Llegamos a la zona de la Laguna Colorada, lugar increíblemente bello, por las tonalidades rojizas que poseen sus aguas.
 El lugar esta plagado de flamencos, los cuales poseen tonalidades mas rojizas debido a su alimentación  proporcionada  por algas de color rojo que habitan en sus aguas. Me busqué alojamiento y una vez aposentado fui conociendo a diferentes personas que hacían los tours. Al día siguiente me dediqué a descansar y alimentarme bien. Mientras pasaba el día intentaba distraerme sin gastar muchas energías. A eso de las 4 de la tarde salí de mis aposentos y fui a buscar a los xoferes de los tours para que me dijeran el lugar donde habían visto a mi compañero. Al final uno de ellos me comunicó que estaba llegando a la entrada del parque, pero estuve un rato esperándole y al ver que no llegaba pensé que se habría quedado en las lodges que hay anexas al control de la laguna.
Por la mañana nos encontramos con mi compañero y según lo que me contó, menos mal que hice caso a lo que me dictaba mi consciencia, sino hubiera acabado bastante mal ya que hubiera tenido que arrastrar la bicicleta el 85 % del recorrido.
En la etapa de hoy hemos tenido que superar un desnivel de 600 metros hasta llegar a los 4900 metros. Lo duro de la etapa no ha sido la altura ni el desnivel sino otra vez la maldita pista. Hemos visto gueisers, aunque al principio no los veía pero si que los escuchaba. Un sonido brotaba del suelo y fue entonces cuando observando mejor el terreno descubrí como una especie de gas salia de un agujero que había en la tierra. Tuve suerte de contemplarlo ya que estos agujeros suelen tener una carencia y en ese instante me encontraba en el sitio adecuado. Cerca del lugar también pudimos observar unas especies de marmitas que alojaban en su interior un espeso liquido que estaba en ebullición, del cual aparecían una especie de ampollas que iban formándose y desapareciendoal mismo tiempo .
Hoy he mantenido un pulso con el viento, el intentaba derribarme de mi bicicleta y yo intentaba mantener el equilibrio para no caer al suelo. El, lo intentaba de manera continua, aumentando  a veces su intensidad, provocando que en algunas ocasiones me pusiera en apuros. Al final, no consiguió sus intenciones aunque me dejó bastante debilitado. Mentalmente son situaciones difíciles ya que  el continuo fluido  tiende a fatigarte y psicologicamente te va desgastando hasta que en  un descuido te vence o mentalmente te hace desistir y provoca la detención de tu marcha. Hoy le gané.
Al final hemos legado a la Laguna Salada, lugar donde se encuentran unas aguas termales. La verdad que con el viento que hacia se nos han quitado todas las ganas de ponernos en la poza.
En el sitio no había alojamiento, pero nos han hecho un lugar en el comedor. Nos aposentamos en el suelo del establecimiento pero el olor a diésel que utilizaban para limpiar la madera del suelo hizo que tuviera que subirme a la mesa para poder conciliar el sueño.
La siguiente etapa ha sido corta hasta la laguna verde. Las vistas del camino han sido magnificas, hemos atravesado el desierto de Dalí, montañas tricolores y valles inmensos. Nuestro final ha estado ver la laguna verde rodeada por el volcán Licancabur . Sus aguas parecian que reflejaran el brillo de una esmeralda sumergida en sus profundidades.
Ya estábamos a punto de abandonar Bolivia, nos quedaban únicamente 7 km para atravesar la frontera, pero eso lo dejaríamos para el día siguiente. Por la cabeza te invadian varias sensaciones contradictorias a la vez, por una parte abandonas uno de los mejores paisajes  y de otra parte abandonas la dureza de una pista y de sus condiciones climáticas tan severas. La llegada a Chile fue cosa fácil, teníamos una bajada de 2000 metros de desnivel en 40 kilómetros. Las ruedas de las bicicletas, no se lo podían creer, volvían a correr. La fuerza potencial les iba invitando a que cada vez se movieran a mayor velocidad y el impulso cada vez iba incrementándose. Los frenos quemaban goma en alguna aproximación alguna curva y al cabo de un hora, llegamos al pueblo de Atacama (Chile).

domingo, 28 de noviembre de 2010

PERÚ

PARECE UN CAMBIO DE “ Continente!!!”

Ya tenia ganas de reencontrarme con mi mujer, la había dejado abandonada durante dos meses y deseaba verla. Al abrir el cerramiento metálico que las mantenía, incomunicadas del exterior, un cúmulo de sensaciones pasaron por mi cabeza. Había compartido conmigo multitud de situaciones y siempre se había portado según las expectativas. El polvo se había acumulado en ella, durante ese periodo, aunque estaba en la misma posición que cuando la abandoné. Después de comprobar que sus compañeras, las alforjas, estaban ok, equipamos a la vieja compañera con las Ortlieb, color rojo  y procedí a montarla. En los primeros minutos, tuve una extraña sensación parecida a cuando inicias la temporada de sky y no sabes si tus piernas seguirán la traza marcada por tu cabeza. El pedalear era diferente, parecía que la bicicleta tuviera un imán respecto al polo opuesto que le marcaba el suelo. Costaba avanzar con normalidad, aunque poco a poco la cabeza se iba adaptando a las nuevas circunstancias. La maquinaria, no estaba engrasada y los movimientos no salían con naturalidad. La pesadez de la musculatura, relajante debido al periodo de descanso, estaba acomodada. Solo necesitó un poco de tiempo para memorizar la rutina de trabajo y comenzar a sacar rendimiento al movimiento de palancas.
Ahora empezaba una nueva aventura, recorrer los Andes y atravesar diferentes países por lugares espectaculares. La sensación que teníamos era algo rara. Parecía que comenzáramos un nuevo viaje, en el cual teníamos una percepción extraña ya que parecía que fuera ayer donde iniciamos el viaje. El descanso nos había ido bien, tanto para el cuerpo como para la mente. Habíamos podido desconectar de todo lo sufrido anteriormente y ahora afrontábamos el nuevo reto como cuando te vas de casa para iniciar un viaje en busca de sensaciones nuevas. Ah, y digo cuando te vas de casa porque esa era mi sensación, aunque puede que sea debido a que los últimos 20 días había estado con la familia. No se la causa, pero creo que en viajes de larga duración lo importante es que pasados unos meses rompas la rutina, con algún proyecto diferente al que estés realizando. Eso hace, que disfrutes mas las experiencias y es entonces cuando el tiempo discurre muy deprisa. También es una herramienta útil a la hora de volver a tomar con mas ganas los siguientes proyectos y evitar caer en la monotonía del camino.


HOLOCAUSTO EN LIMA.

Las bicicletas, las embalamos en la estación de trenes de San Diego. La misma compañía ferroviaria nos facilitaba las cajas de cartón. El problema era, que estas, eran demasiado grandes y eso nos trajo varios problemas. El cambio de rutina no implicó muchas diferencias, lo único nuevo era que ahora estábamos acompañados de dos bultos de cartón. El tren nos llevó a Los Ángeles detuviendonos  en la estación central de la ciudad. Ahora, tocaba moverse por la ciudad  con dos paquetes over-side. Tuvimos que esperar un autobús para que nos llevara al aeropuerto. Los paquetes entraron justos por sus puertas de carga. Al final llegamos al aeropuerto, pero debido a que el vuelo no salia hasta el día siguiente queríamos dejar los dos bultos  en una  consigna. Tuvimos una sorpresa, ya que nos comunicaron   que en los aeropuertos de EEUU, desde el 11 de septiembre no existen consignas para guardar paquetes. Vaya problema, ya que pensad que nuestras cajas no cabían en ningún tipo de taxi. En el parking del aeropuerto llamamos al servicio de suttle del hotel donde nos alojaríamos esa noche y por suerte nos vino a buscar un mini bus. Resultó que los paquetes no cabían en el vehículo, este poseia puertas demasiado estrechas y espacios poco profundos. Tuvimos que luchar con las cajas hasta que al final pudimos embutirlas dentro del bus.

Por la mañana siguiente repetimos la operación y al llegar  al mostrador de Avianca, nos dijeron que los paquetes excedían de dimensiones y de peso.  Eso  rompia los planes, menos mal, que las bellas azafatas, muy amablemente, nos hicieron el favor de embarcarlas sin ningún coste adicional y lo recalco porque las compañías aéreas no suelen brindarse hacer esa clase de favores. Volamos desde L.A hasta Bogotá y seguidamente a Lima.
Llegamos a la 01:00 de la mañana a suelo Peruano. En la recogida del material en el aeropuerto de Lima,  tuve una gran sorpresa, mi caja de bicis estaba destrozada. La principal causa del estado como se encontraban las cajas radicaba en el control de equipajes realizado en el aeropuerto Americano. Allí vimos como abrieron las cajas para comprobar que en su interior no hubiera ninguna clase de explosivos y esto hizo que la caja se debilitara. La caja presentaba varios agujeros y su  parte superior estaba medio abierta. Miré el interior de la caja y  en principio no note la ausencia de nada .Una vez en el aeropuerto, fuimos a buscar los mostradores de las compañías que volaban hacia Cusco. Encontramos varias y nos decidimos por la mas económica. Fuimos a comer algo y cuando nos disponíamos a embarcar los paquetes, nos comunican que son demasiado grandes y que tenemos que reducir el volumen de las cajas. Eso implicaba perder el vuelo así que tuvimos que ir a cambiar los billetes. Procedimos a reducir el volumen de las cajas y así lo hicimos, mediante unos cortes de navaja y unas uniones hechas mediante bridas de plástico. Antes intentamos envolverlas en plástico, pero resultó ser que los muy cabrones, refiriéndome al encargado de la maquina que envuelve las maletas con una fina capa transparente, nos debió de ver la cara de gilipollas ya que nos pedía una cantidad estratosferica por dicha tarea.

Nos fuimos la segunda vez a chequear las maletas y la encargada nos comunica que el nuevo bulto aun continuaba siendo demasiado mayor para las dimensiones del equipaje del avión. La única solución que nos transmite, es que enviáramos el paquete mediante cargo. Eso implicaba salir fuera del aeropuerto dejar las bicis a una empresa de transporte y esta lo envíaria en  avión pero en la bodega destinada a carga. Aceptamos la jugada, así que nos cargamos los bultos y nos fuimos a enviarlos por carga. Aquí empieza la odisea. Al salir  de la zona del aeropuerto, de repente  aparece una fauna de personas que sobreviven en las calles como pueden. Varios tipejos se nos intentan pegar como lapas a ver si sacan algo de provecho. Al final dando largas a todos, se nos enganchan solo dos, a los cuales no les hacemos ni puto caso. Nos siguen hasta un lugar anexo al aeropuerto donde realizan el proceso de la carga.
 En el ambiente se nota que algo había cambiado, nos dabamos cuenta que nos  encontrabamos en un pais del tercer mundo. Los dos hombres buscando comisión, los de la carga intentando cobrarnos todo lo que podían y más, y nosotros con 36 horas sin dormir y apunto de perder en dos ocasiones el vuelo hacia Cuzco. Nos fue del canto de un duro, enviarlo todo al traste e intentar irnos con autobús. Al final, pensandolo bien, dejamos las bicis en cargo, con el inconveniente que   las bicis  llegarian en el siguiente vuelo debido a que en el tranporte de mercancías, estas, han de chequearse  tres horas antes del despegue del vuelo. Nos fuimos a tomar el vuelo y en una hora, mas o menos, llegamos a Cuzco.

Mientras nos dirigíamos a la zona de recogida de maletas, oímos como un operario del aeropuerto nombraba el nombre de Rey, le preguntamos si llamaba a Juan Manuel Rey y la respuesta fue positiva. El hombre pide que le acompañemos y nos explica que nuestras ocho (8) mochilas no habían llegado con el vuelo. Vaya por Dios, la cosa parecía increíble, extraviar un pequeño bulto de 8 maletas. Le explicamos que ademas de los bultos teníamos dos bicicletas por llegar . El operario, hizo un par de llamadas y mas tarde  nos informó que todo vendría en el próximo vuelo y nos acompañó a la zona de cargo.
Allí nos comunicaron que las bicis llegarían en el ultimo vuelodel dia , eso significaba unas 4 hora mas de espera. Eso era increíble, en nuestra cabeza pasaba de todo, pensad que las ocho alforjas van sin cierres, no cuesta nada abrirlas y viendo los personajes que vimos en Lima era fácil que algo se extraviase por el camino.
En lugar de quemar las horas en el aeropuerto decidimos ir a buscar hospedaje en la ciudad y regresar mas tarde en busca de las bicicletas. Tuvimos suerte, ya que todo llego sin apreciar ninguna anomalía extraña. Así que  montamos las bicicletas y una vez unidas todas las piezas, fuimos pedaleando hasta el hostal.


CUSCO. EL REENCUENTRO
 


Ciudad cargada de historia, mientras te mueves por sus calles, estas te van recordando su pasado. Muros moldeados por artesanos de un pasado, nos enseñan que la perfección de la talla esta en sus uniones. Por ellas no puede introducirse, ni un minúsculo alfiler, demostrando la profesionalidad de su técnica y trabajo. Las formas de las piedras encajan unas con otras como si se tratase de un mecano de grandes dimensiones. Catedrales esparcidas por el centro de la ciudad, muestran el afán de los religiosos en colonizar este antiguo pueblo.
La ciudad esta rodeada de montañas y en estas hay símbolos religiosos,situados estrategicamente para que todas sus gentes puedan observarlos desde cualquier lugar de la ciudad. La montaña situada detrás de la catedral, tiene escrito un tatuaje en su tierra,  recordándonos el lugar donde nos encontramos.
Sus gentes parecen ancladas en un pasado, pero creo que es la pobreza, la cual hace que esta sociedad no pueda progresar. Llegar a esta conclusión es tarea fácil, ya que en 1998 estuve por estas tierras con mi amigo David alias el “Gordo” y he observado que salvo la aparición de tiendas y complejos para el turista todo lo demás sigue igual, nada de esta sociedad parece haber evolucionado.
Para nosotros comienza un nuevo reto. Los incas nos enseñarán el camino que han dejado marcado en muros de piedra que se alinean delante de nosotros mostrándonos su pasado y recordándonos que todo sigue igual. Ahora nuestro problema es la altitud. No importa quien seas o lo fuerte que estés, la altura tiene una escala de valores que nos mide a todos por igual, así que no nos excederemos de nuestras posibilidades.
En el lugar, la pobreza extrema se apodera de las calles, ahogando a sus humildes gentes a sobrevivir al paso de los días. Son pobres, si, pero la riqueza de su cultura aun se mantiene en su lengua, tejidos, pinturas, tallas, formas etc..
Sus ropas están hechas con lanas de llamas, alpacas y vicuñas, las cuales están teñidas por colores vivos dando un toque de luz y contraste con sus pieles curtidas por el sol de la montaña.
En cuanto su lenguaje,sus habitantes aunque hablen castellano, no han olvidado su lengua madre, el Ketxua. Los mas viejos del lugar, entienden con dificultades el castellano y muchos de ellos no lo hablan. Continúan conservando la lengua de sus antepasados, y se resisten a utilizar el idioma impuesto por los colonizadores. Es encantador oír como esas gentes se comunican con esa lengua, la cual es parecida fonéticamente al euskera. Este hecho me recuerda a la similitud que tenemos en la Península con las diferentes lenguas de las diferentes Comunidades Autónomas . Por cierto, aquí, en los colegios se enseñan ambas lenguas, por lo que todos los escolares entienden ambas y parece ser que esto no causa ningún problema.


EN TIERRA DE PASTORES.

Pasado el cuarto día en la ciudad de Cusco, emprendimos de nuevo la marcha con nuestras bicicletas. Antes, hubo un contratiempo. Minutos después de desayunar, me vinieron unos mareos y ganas de vomitar. Me recuperé pasada una hora, aunque estaba a la expectativa de lo que podía suceder. Parece ser que unos sorbos de  mate de coca hace milagros. Antes de partir conocimos a Masaru Akita, era un japones afincado en Perú el cual hacia parapente y ofrecía vuelos biplaza en Lima. Estuvimos comentando nuestro viaje con el, ya que en su pasado, habia sido un viajero como nosotros. Por cierto, desde aquí quiero decir a mi amigo Farrús y Farré, que según Masaru, en Perú las velas de parapente rondan los 1500-2000 dolares.
Salimos de Cusco por la Avenida de la Cultura, teniendo mucho cuidado con el trafico. Parece ser que para los buses y los coches somos un estorbo debido a que estos  no están habituados a compartir la calzada con los cicloturistas. Teníamos que vigilar en todo momento, las incorporaciones de vehículos  y el cambio de carriles que se solían producir por estacionamientos o irregularidades en la vía. Los vehículos en la ciudad pasaban a pocos centímetros de nosotros y parece ser que nosotros nunca teníamos la preferencia de paso. Detrás de nosotros oíamos intermitentemente el claxon de los vehículos que nos avisaban que nos desplazásemos a la derecha. Al final salimos de la ciudad y el cambio fue considerable. El trafico había disminuido y por sorpresa, la carretera presentaba arcenes que facilitaban nuestra marcha. Íbamos con cautela ya que estábamos ciclando a 3400 metros y cualquier pequeña subida hacia que nuestros pulmones comenzaran a demandar mas cantidad de aire.

Soplábamos y el ritmo se iba ralentizando en las subidas. Teníamos que ir con calma, era nuestro primer día y teníamos que ir progresando de manera lenta. Nuestro destino final fue el pueblo de Urcos a unos 45 km al sur de Cusco. La etapa fue tranquila ya que descendimos unos 300 metros. El segundo día recorrimos unos 95 kilómetros hasta llegar a Sicuali y durante el camino pudimos darnos cuenta de que íbamos subiendo de altitud de manera escalonada. Pasamos por diversos pueblos, donde me es imposible recordar sus nombres sin la ayuda de un mapa. La población se dedicaba completamente a las labores de campo, trabajando en las plantaciones de maíz o haciendo de pastores de ovejas, vacas, llamas etc. Este es un país de pastores, las mujeres suelen sacar a pasear al ganado en busca de las mejores hierbas. Cada día llueve, ahora, estamos en época de lluvias y cada tarde el cielo se cierra y caen gotas de gran tamaño que en un zassss lo mojan todo.


QUIEN ME HA PUESTO DOS VELAS NEGRAS

Salimos de Sicuali después de comernos cuatro bocadillos de atún. Desayunamos bien para poder afrontar con garantias el puerto de la Raya de 4338 metros. Comenzamos rodando y rápido vimos el falso llano. Aparecían delante de nosotros rectas que de manera inapreciable iban superando el desnivel. El movimiento del cambio iba paulatinamente desmultiplicando el esfuerzo. A medio camino encontramos un lugar de aguas termales, pero decidimos olvidarnos del baño y afrontar la subida. Por desgracia tuve un pinchazo antes del puerto, provocado porque la cámara se introdujo en el espacio donde van alojados los radios, debido a que el protector plástico de la llanta se había movido de su lugar.
Comenzábamos a subir, pero la pendiente no era muy fuerte aunque si notábamos como incrementaba   la altitud. Ciclar por encima de 4000 metros arrastrando seis alforjas, no es nada cómodo. Llegamos a la Raya sufriendo lo suyo en los dos últimos kilómetros, pero contentos ya que nos habíamos adaptado bien a la altura y ninguno de nosotros había sufrido soroche. Al coronar el puerto, encontramos un gentio de personas que vendían productos artesanales a los turistas que paraban en bus. Aquí comimos unas empanadas de queso y unos plátanos a parte estuvimos un buen rato hablando con las vendedoras locales. Al iniciar la bajada, choffff pinche la rueda trasera, estaba visto que no era mi día.
La causa del pinchazo fue la misma que la anterior. La suerte no estaba con migo ese día, ademas mientras intentaba arreglar el pinchazo se puso a llover. Lo mas rápido posible cambié la cámara y comiencé a descender el puerto en solitario. Mientras descendía el puerto se puso a granizar. Al no encontrar ningún lugar para cobijarse, ciclamos hasta el final. Pero aquí no acaba mi mala suerte, cuando intentaba dar caza al Chusma, un coche pasó a escasos centímetros de mi bicicleta en el preciso momento que se aproximaba un camión por el otro sentido de la marcha. Tuve que hacer un movimiento hacia mi derecha para esquivar el vehículo, con la mala suerte que se encontraban los raíles de tren en medio de mi camino.

Pasé la primera rueda pero al pasar la rueda trasera, esta se quedó trabada en medio de los carriles, produciendo que la bici y yo fuéramos al suelo arrastrándonos por el asfalto. Me cagué en toooo, el golpe lo sufrimos mis bolsas y mi rodilla derecha, pero por suerte no me rompí nada. Al incorporarme me di cuenta que excepto el dolor producido por el impacto todo estaba en su sitio. No pude  pensar ni un segundo en lo que habia sucedido  porque el granizo y la lluvia me estaban bombardeando. Rápidamente redireccioné mi ira hacia el conductor del vehículo que había provocado el percance, el cual ni se digno a parar. Continué la marcha y  fui ciclando en medio del granizo hasta encontrarme con Chusma en Santa Rosa. Buscamos hospedaje e inmediatamente me limpié la herida y reparé los daños ocasionados en las alforjas.

Por favor, que alguien me ponga un par de velas blancas......


ALTIPLANO


Salimos de Santa Rosa y rápidamente nos dimos cuenta que estábamos en el Altiplano Peruano. Circulábamos por carreteras de rectas infinitas, envueltas en los alrededores por montañas, algunas de ellas con nieves en sus cumbres. El sitio era espectacular con sus praderas secas por la falta de liquido. Multitud de pastoras compartían el territorio con sus vecinas y los agricultores preparaban el suelo, a la espera de las inminentes lluvias para poder realizar la siembra. Ciclar se hacia monótono, la rectas parecían que no tuvieran fin. Todo se hacia repetitivo, la retina tenia memorizado todos los matices del paisaje esperando que en la siguiente curva apareciesen formaciones diferentes o alguna cosa nueva que captase nuestra atención. El cielo parecía surgido de dibujos animados, formaciones de nubes de algodón pasaban por encima de nuestras cabezas. El conjunto hacia que el paisaje fuera especial, como también lo fue el viento. Este, nos venia en contra, ralentizando nuestro avance. Las pocas casas que íbamos encontrando estaban bastante diseminadas. Eran  viviendas muy humildes y estaban construidas con piezas de arcilla mezclada con fibras vegetales.

De vez en cuando encontrábamos alguna charca, donde algunos flamencos daban un toque de color al paisaje. Su estilizada figura, unido al color rosado de sus plumas parecían no encajar en el árido terreno.
Por estos lugares, lo que predomina  són las durisimas condiciones para poder sobrevivir. Hay escacez de agua, la tierra se convierte en una masa dura debido a los  contrastes entre la intensidad  del  sol durante el dia   y el frio de sus noches . El astro solar se asoma a las cinco de la mañana y es  muy peligroso debido a la  intensidad de su luz. Durante el día era obligatorio llevar en todo momento las gafas oscuras y en cuanto a nuestra piel, teníamos que irnos untando crema solar en las partes de nuestro cuerpo que quedaban expuestas a sus radiaciones.
En el altiplano hay que tener mucho cuidado con el tráfico, debido a que  sus largas rectas, hace que los conductores  cojan grandes velocidades. Algunos  conductores peruanos  suelen confiarse en su conducción y aveces se nos aproximan demasiado.
Paramos en Pucara y desde aqui nos fuimos a Puno, ciudad ubicada a orillas del lago Titicaca. La ciudad la recordaba diferente, como mas pequeña y mas tranquila.


 
UNA PALMADITA

Llegamos a Puno, con la intención de descansar un par de días, ver el lago ( el 2º mas grande del mundo) y de paso ver el clásico, Barça versus Real Madrid. La ciudad de Puno se encuentra a orillas del lago Titicaca y es la base para poder ver las islas de Takile y Uros. Visitamos el puerto, la zona estaba repleta de pequeñas embarcaciones que ofrecían diferentes rutas dentro del lago. Sus aguas con sus diferentes tonalidades, indicaban la contaminación que sufría el lugar. El lago el cual hace de linea divisoria entre Perú y Bolivia, tiene multitud de orillas donde no hay olas, aunque a veces el viento intenta empujar algunas gotas que son robadas por el aire. Cuando no llueve, el cielo a veces lo utiliza como espejo haciendo que su reflejo se confunda con este. En sus aguas los peces no pueden emigrar a mejores aguas, intentando cada día escaparse de las redes de los pescadores. Visitamos la ciudad de Puno y nos hartamos de hacer visitas a las pollerias y comer pollo a la brasa. El día 29, vimos el partido de fútbol. Quien se iba a pensar que el Barça le metería 5 goles al Real Madrid. A priori el partido parecía muy igualado, viendo la clasificación y el rendimiento del equipo blanco entrenado por Mouriño. Hacia 6 meses que no veía fútbol y ese mediodía vi un espectáculo. Solo se vio un equipo en el campo, parecía un rondo. Los jugadores del Barcelona se pasaban la pelota rodeados de jugadores blancos que eran incapaces de robarles el balón. Me supo mal por Casillas ya que encajar 11 goles en los dos últimos partidos contra el Barça, no es de buen agrado para un portero, pero que se le va hacer.

Abandonamos la ciudad y fuimos bordeando el Lago, pasando por diferentes poblaciones hasta llegar a Juli. Por el camino se podía ver como la gente trabajaba las tierras que rodeaban el lago, las cuales parecían mas fértiles. Sus tierras eran más productivas y había más ganado del que habíamos visto cerca de las montañas.
En Juli nos hospedamos en el hospedaje que encontramos situado en la plaza de armas, la habitación era espectacular. Ésta desprendía una olor a rancio, que tuvimos que mirar debajo de la cama por si había algún gato muerto. El lavabo era compartido, la papelera del wc estaba a rebosar de papel higiénico utilizado y los olores que desprendía el inodoro, mejor ni contarlo. Para que os deis una idea en los hospedajes en que nos acomodábamos, al no estar ubicados en las zonas donde paran los turistas, presentan bastantes carencias. Sobretodo era curioso ver que la ropa de las camas no la cambiaban hasta que pasaba un mes o a saber cuando. Aunque pensándolo bien, recuerdo un día en que vimos un hospedaje donde debajo de las camas estaba el vertedero municipal y el lavabo el cual estaba ubicado en el patio exterior, tenia anexado unas corralinas llenas de cerdos, uhhhmmm que olorcito, tuvimos suerte que en el pueblo había otro lugar mas digno, si no es preferible plantar la carpa en un descampado.

Hoy, uno de diciembre hemos abandonado Perú y hemos entrado en Bolivia. Antes hemos tenido que recorrer 60 kilómetros bordeando el lago. Para mi ha sido una etapa muy larga, esta mañana después de desayunar, hemos abandonado Juli. Había una subida que me ha agotado ya que al cabo de haber recorrido 15 km he notado como tenia un vacío en mi estomago. Iba ciclando pero me venían sensaciones raras. Mi barriga parecía que tuviera vida propia y en una subida tuve que parar porque me venían ganas de vomitar. No expulsé nada, como iba a salir algo si el desayuno hacia rato que estaba volatilizado. Paramos un rato para ver como me evolucionaba el estomago y la verdad es que la parada me sentó bien. Llegamos a la zona fronteriza entre Perú y Bolivia donde encontramos una aduana muy tranquila, casi no transitaba nadie ya que la mayoría de la gente cruza el paso por la carretera principal en la localidad de Desaguadero ubicada mas hacia el Oeste. Los tramites burocráticos, al no existir colas, los realizamos muy rápidos, sumando un par de estampillas mas en el pasaporte.
Cruzamos la frontera y nos dirigimos a Copacabana, pueblo situado a 8 km de la frontera. El sitio es bonito ya que tiene un paseo junto a orillas del lago donde esta repleto de embarcaciones que te pueden llevar a la isla del Sol . El lugar se ve turístico ya que esta repleto de hoteles, bares, restaurantes etc... Ahora es temporada baja y predominan los vendedores de artesanía que al haber disminuido el transito de turistas, a veces se hacen pesados intentandote venderte sus trabajos. Al hablar con la gente del lugar hemos podido comprobar que ya aparecen cambios en el carácter de estos. Los bolivianos, en mi primera impresión parecen ser personas mas cordiales que los peruanos.

CAMINO A LA PAZ

Cuando abandonamos Copacabana desconocía que tuviéramos que subir, aunque al ver las rampas iniciales y el paisaje desértico que se nos presentaba, rápido asimilé que volvíamos a subir al altiplano. La subida era larga y por el camino encontramos una familia de franceses. Los dos abuelos y una pareja con sus dos hijas. Era digno de admirar debido a que la edad de uno de los abuelos rondaba los 72 años. Una vez hecho el puerto, se nos abría el paisaje pudiendo observar como aparecían una cadena montañosa de picos de 6000 metros, que recibe el nombre de Los Nevados. Como indica su nombre, los picos estaban enharinados y formaciones de nubes parecían estar siempre presentes en sus cumbres. Íbamos acercándonos a San Pedro de Tiquina lugar donde el lago tiene su parte mas estrecha y es posible cruzarlo con unos botes. Una vez cruzado el lago, comimos en el restaurante del pueblo y de nuevo tuvimos que superar unas subidas para por fin ciclar en el plano. Llegamos a Huatajaca y nos hospedamos, y menos mal que preguntamos antes, si no en este país uno puede llevarse sorpresas ya que fuera de los lugares turísticos es difícil encontrar hospedaje. Al día siguiente, comenzamos a rodar sin desayunar ya que no encontramos ningún sitio habilitado para ello. Al cabo de 10 Km, hicimos una parada y desayunamos lo único que había, arroz con trucha.
 Continuamos la marcha y recorridos unos kilómetros apareció el temido viento. Rachas de viento aparecidas de la nada impactaban de costado contra nosotros. La velocidad de nuestro avance se redució enormemente y de sorpresa otra vez me vinieron las nauseas. Tuve que hacer una parada para poder recuperarme y continué hasta encontrar a Chusma. En la parada realizada comí una barrita y fui bebiendo liquido para ir recuperando fuerzas. El frío viento, no se dignaba a desaparecer y tuvimos que luchar contra él durante un buen rato. Al final y después de sabernos perdedores, se dignó aflojar para nuestra suerte. Íbamos de camino hacia la Paz pero antes uno ha de subir al Alto. Durante el camino íbamos subiendo desnivel de manera paulatina pero no sabia que me pasaba, tuve que parar varias veces para recuperarme. Iba ingiriendo galletas cada cierto periodo de tiempo y parecía que con eso la cosa iba calmándose, pero notaba que algo no funcionaba. Al final con muchos esfuerzos por mi parte llegamos al alto de La Paz. Su trafico era caótico, en sus calles reina una especie de anarquía donde nosotros teníamos que imponer nuestra ley ( la maniobrabilidad de los ciclos). Los colapsos en los cruces era lo mas habitual debido a la carencia de las luces tricolor. Una vez acertamos con la dirección adecuada para dirigirnos a la ciudad, se me presentó una gran sorpresa. La ciudad, esta ubicada en un valle y la vista desde el Alto, es espectacular, te permite observar toda la ciudad desde una panorámica increíble. Aunque eso fue lo único que vi, ya que después de descender los 500 metros de desnivel para llegar a la ciudad y coger el alojamiento, me fui directamente al saco.
 Tenia frío en los pies y notaba como los riñones también se habían congelado. No tenia ganas de nada y cada 15 minutos tenia que ir al baño a desalojar lo que estuviera en mi barriga, sin que esta me hiciese daño alguno. El día siguiente, lo pasé en cama aunque salí de la habitación para hacer las comidas pertinentes. No tenia mucho apetito pero me obligaba a comer. Aun continuaba yendo al baño, esos sí, de manera menos periódica aunque la viscosidad del liquido no aumentaba. No se que habrá tenido la culpa de la disfunción corporal, pero supongo que ha podido ser el frío o una bacteria juguetona. El tercer día en la Paz, pude abandonar la habitación y pasear por sus calles, pero siempre llevaba a mano el papel higiénico, ya que después de las comidas, cuando menos te lo esperas oía como mis intestinos me hablaban, mandándome una orden precisa. !!! Ojo que bajo y no espero a nadie!!!!!.