domingo, 26 de junio de 2011

EJE CAFETERO.


EJE CAFETERO.CAMINO HACIA CALI.

En esta altura del camino, a mi computadora se le han escacharrado unas cuantas teclas. Demasiadas horas castigando la tecnología acabaron pasando factura a la máquina. Así, es muy complicado escribir, por tanto intentaré ser breve.
En la población de Medellin nos hospedamos en el municipio de la Estrella el cual esta anexado a la ciudad. El lugar se llamaba Buddha Hostel y ofrecía un servicio diferente al de los otros establecimientos. Sus propietarios buscaban aportar un toque de calidad al establecimiento. El lugar estaba alejado del centro pero el sitio transmitía paz y relax. Sus guardianes de cuatro patas, Guapa y Prospero, vigilaban el perímetro mientras sus huéspedes estábamos en coma después de despedir cada noche con nuestra amiga Marijuana y unas botellas de aguardiente con un toque un poco adulzado, pero no demasiado.
No teníamos ganas de movernos del hostel. Otra vez estábamos atrapados por una tela de araña pero después de acabar todas mis tareas, me decidí. Fui a visitar Medellin. La red de transporte estaba bien diseñada y era bastante fácil desplazarse por la gran urbe.
La ciudad estaba ubicada en medio de un valle siguiendo un eje norte-sur. Sus viviendas estaban suspendidas en laderas verticales y parecían que de un momento a otro se fueran a caer. Redes de calles, tejían una complicada encrucijada de caminos entre fabelas donde es mejor no perderse, porque su salida, era una incógnita. Por encima de sus tejados, surgían unos gruesos cables por donde se deslizaban unos teleféricos. Me subí a una de sus cabinas y desde mi asiento flotante tenia una visión privilegiada de la ciudad. Me sentía como si estuviera pilotando mi parapente, aunque esta vez no tenia que preocuparme por el incierto aterrizaje.

La ultima noche en la ciudad, visite el barrio de Sabaneta. Parecía mentira pero en medio de la gran urbe se podía encontrar un oasis de sosiego. Calles tranquilas se tiñeron de colores blancos y verdes. Estos eran los pigmentos de la camiseta del equipo local, el cual se clasificó para la gran final.
Al abandonar la urbe, el terreno se volvió sinuoso, una colina iba dando paso a la siguiente. Envueltos de verdes montañas, los azules barrancos iban buscando sus sinuosos caminos. La vegetación se vuelve exuberante, las plantas tienen portes vigorosos coronadas por coloridas flores. El sol, la calor y la humedad tropical eran los factores mágicos para conseguir ese milagro. El llamado eje cafetero es la zona donde la tierra se vuelve fértil y eso facilita la aparición de cultivos. Naranjales, tomatales, cafetales esculpen la arquitectura de las laderas. Rectas filas de vegetales se alinean dibujando lomos de cebra en sinuosas pendientes.
Aquí, por el eje cafetero surgieron algunos problemas. La climatología iba pasándonos factura. Mi compañero se deshidrataba continuamente y aunque íbamos ingiriendo grandes cantidades de liquido parecía que este no quisiera retenerse en su cuerpo. El segundo día de ruta, a Chusma le vino un pajarón, el cual le dejó secuelas. En etapas posteriores su cadencia, se torno mas lenta. Debido a esto, los planes surgieron unos susceptibles cambios. La meta de llegar a Cali se iba desvaneciendo a medida que avanzábamos. Las etapas se iban acortando y la media calló por los suelos. El plan A dejó paso al plan B, el cual era una incógnita. Nuestra hoja de ruta se iba modificando cada mañana en función de las sensaciones que nos iban visitando.

Parece mentira pero a la desgracia, uno no acaba de acostumbrarse. Solemos hacernos la ilusión de que estamos soportando la ultima penalidad, aunque después, al pasar las horas, nos vayamos empezando a convencer que lo peor esta aun por pasar. De repente llegan esas ideas que nos trastornan. Te pican los ojos que se van llenando de sudor venenoso cuando miras fuertemente y la sudor crece en mi frente como crecen los hongos en la humedad.
No vale la pena apretar el ritmo al vernos sorprendidos en medio de la tormenta de sol. Nos deshidratábamos y nos fatigamos mucho mas. Los rayos de sol nos destemplan y nuestra sangre, nos golpea las sienes y la garganta. Al final llegamos a Pereira, lugar donde decidimos apearnos de nuestras bicicletas y empaquetarlas en frágiles cajas de cartón. Aquí se ponía fin a la aventura de atravesar las Américas.
Chusma, se despidió de mi, en el aeropuerto de Bogotá. El se dirigía a Barcelona mientras yo me iba una semana mas hacia Santa Marta. Me volvía al Dreamer donde todo continuaba igual, reencontrándome con viejos amigos y haciendo de nuevos. 

Durante ese breve periodo de tiempo, decidí hacer labores humanitarias, asi que me apunté a un grupo de voluntarios que daban clases en una escuela de un barrio marginado. Mariposas amarillas, ese era el nombre de la escuela ubicada en el barrio Oasis. La precariedad unido al desamparo de las instalaciones y del material era contrarestado por la voluntad y las ganas que poníamos todos los voluntarios.
En el Dreamer, llegué habiendo parado un largo mes, que unido al año que llevaba por el mundo, fuera de mi casa , hacia que me acordarse con mayor frecuencia de lo que allí dejé. Al principio, era solo por las noches cuando me metía en las sabanas, pero poco a poco el pensar se fue extendiéndose, hora tras hora, inicio antes de tomar un vuelo que me retornaría a casa.
Quería poner tierra entre mi sombra, mi nombre y mis recuerdos clamando a mi propia conciencia. Ya estoy apunto de rozar mi vuelta a casa, aunque antes tendré que matizar.

Mi primera intención, como muchos sabéis, era viajar durante tres años sin pasar por mi casa, pero hay acontecimientos que se escapan de mi control. Parece ser, que mi hermana esta embarazada y durante el próximo mes de setiembre dará a luz a un bebé. Esto ha provocado un cambio en mis planes y por tanto la vigilia de San Juan estaré en Lleida, para pasar un verano disfrutando con mi gente.
Ahora se acaba una etapa y otra parece iniciarse, aunque nunca fue la memoria mi punto fuerte y se con certeza que probablemente me haya olvidado de muchas cosas, incluso algunas de interesantes. Pero como sabéis la imaginación intenta reconstruir el pasado eligiendo, algunos flashes vividos que he intentado reproducir en estos cibernéticos papeles.



CUANDO ALGUIEN DESEA ALGO DEBE SABER QUE CORRE RIESGOS. POR ESO LA VIDA VALE LA PENA.



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