domingo, 3 de abril de 2011

FIN DEL MUNDO

TIERRA DEL FUEGO

Ahora en Argentina aparecía el asfalto y la ruta 3 me conduciría hasta Ushuaia. Durante varios días estuve durmiendo en los desagües de carretera aislándome del viento y la lluvia. Era imposible secar mis guantes y calcetines debido a la gran humedad que había en el ambiente. Mi intención era ponerlos en el interior del plumas pero debido a la gran retención de agua que poseían desistí en introducirlos, así que cada mañana tenia que luchar contra esa sensación desagradable de ponerse prendas frías y húmedas. Antes de llegar a Ushuaia paré en el pueblo de Tolhuin. Aquí pude calentarme y secar las prendas mojadas en el horno de la panadería del pueblo. De paso, aproveché para tomarme unos lomitos y algunas pastas de fabricación artesanal. El encargado del establecimiento me ofreció una habitación gratuita preparada para los ciclistas. La invitación costaba de rechazar, pero no me quedé debido a la temprana hora y la aparición momentánea del sol con la detención de la lluvia. Tenia que apresurarme, me quedaban solamente 100 km para llegar a mi destino y el tiempo habría una ventana que se tenía que aprovechar. Abandoné todo lo negativo que me aportaba el mal tiempo y comencé a darle caña a la bicicleta.

Tenia que rodar lo mas rápido que pudiera. El cuerpo se iba animando y la escasa calor de los débiles rayos de sol me animaban a seguir. Antes tuve que hacer un stop técnico para lubricar la cadena. La bicicleta con tantos días seguidos de lluvia y humedad provocaba la aparición de algunos sonidos peligrosos. En poco tiempo rodeé el lago Fangano y luego llegué al lago Escondido, lugar donde me indicaron que venia un pequeño puerto de 8 km llamado Paso de Garibaldi. La subida fue suave pero larga, aunque la noche ya parecía pedir paso. Coroné la subida y rápidamente bajé ya que cada vez la luz era mas tenue. Comenzaba a llover, aunque esta vez la lluvia se convirtió en agua nieve. Bajando el puerto , me encontré con un puesto de viabilidad, así que aproveché la oportunidad para pedir refugio. Los trabajadores, muy amablemente me dejaron dormir en un cuarto destartalado, pero ese lugar representaba para mi como una habitación en el Hilton. La calor que noté nada mas abrir la puerta, me elevó a gloria. Me cambié toda la ropa y me di una ducha caliente. Mis pies no se lo creían, volvía a sentir los dedos. Mi cabeza no quería abandonar la ducha, y mi dermis agradecía el paso de cada gota de agua caliente que resbalaba por mi cuerpo.

Mi piel al paso del tiempo se iba arrugando y transformé en poco tiempo el baño en una improvisada sauna. Olas de vapor impedían verte en el espejo y la olor a jabón me hacia sentirme limpio. Seguidamente puse la ropa a secarse en un improvisado tendedero y me fui a comer mis últimos víveres. Mientras comía iba conversando con los trabajadores que iban retornando de sus tareas. Cuando estaba tomando el postre untando unas galletas con mi preciado dulce de leche, los currantes se pusieron a cenar y me invitaron a unas milanesas, acompañadas con puré de patatas. Todo esto estuvo regado con unos buenos vasos de vino tinto. Cené dos veces, así que acabé con la barriga hinchada. No estaba acostumbrado a tanta abundancia así que por la noche tuve que hacer algún que otro viaje al roca a equilibrar la balanza.
Por la mañana después de desayunar me despedí de los trabajadores y volvía a los pedales con ropa seca. El tiempo estaba indeciso, pero no tardó mucho en aparecer la lluvia aunque no era muy intensa. El camino estaba compuesto por infinidad de cerros que tenias que subir y bajar pero la gran cantidad de agua en la calzada impedía un buen avance. Las puntas de las montañas estaban nevadas y vi aparecer los primeros telesillas de las pistas de esquí. Al poco rato llegué a Ushuaia. Hacia un tiempo de perros así que fui a buscar un lugar donde alojarme y cambiarme antes de que el frío y la humedad calaran en mis huesos. Una vez ubicado en el hostel Freestly fui a tomarme unas birras, aunque no celebré nada ya que aun me quedaban 20 km para llegar a Lapataia.
 Este lugar es donde acaba la carretera num. 3 y es la ruta terrestre mas austral del mundo. Al dia siguiente el tiempo se puso feisimo así que tomé descanso y me quedé en el hostal dedicándome a cocinar una paella y un poco de carne estofada con bolets.

La gente del hostel cuando olieron los perfumes que iban desprendiéndose de las sartenes, sintieron curiosidad y venían a investigar cerca de los fogones a ver que se cocinaba por ahí . Muchos curiosos me hacían preguntas sobre lo que cocinaba y a algunos de ellos les ofrecí al finalizar la tarea, unas tapas de paella. Así, si que se hacen amigos,o eso parece por las birras a que invitaron.
 Al día siguiente me levanté a las 07:00 Am para dirigirme a la Bahía de Lapataia. Quería aprovechar la mañana ya que es cuando el tiempo esta mas estable. El lugar esta dentro del Parque Nacional Tierra del Fuego, así que de paso recorría y conocería el parque.
 Era el primero del día en visitar el parque así que no me encontré a nadie. La bahía estaba con el mar tranquilo y solamente algunas aves marinas rompían el tranquilo silencio.
Aquí pude ver el famoso cartel que indica la distancia que queda por recorrer a los viajeros que tiene como destino dirigirse a Alaska, concretamente 17848 km. Mas tarde cuando recorría el camino inverso, me desvié por algunos senderos y pude observar un dique compuesto con troncos de arboles que fabricaban los castores para crear sus madrigueras. Me quedé un rato en silencio para ver si podía ser afortunado y poder ver alguno de los roedores, pero eso hubiera sido tener muchisssima suerte.
 Antes de salir del parque me pasé por Ensenada, un pequeño amarre cerca de la isla redonda donde hay una oficina de correos y se encuentra Carlos, el cartero del fin del mundo. Aquí sellan el pasaporte con unas estampas de Tierra del Fuego. Me los puse en el pasaporte y Carlos tubo el detalle de hacérmelo gratuitamente. Por el parque me encontré con varios zorros de cola gris los cuales están habituados al transito de los turistas ya que uno de ellos vino hacia mi y me pasó de largo a escasos centímetros de mis piernas sin que el bicho se inmutara por mi presencia.
Al dia siguiente no tenia intención de hacer nada pero la mañana se desperto güena, asi que cogí un bote y me fuí a ver la replica del faro del fin del Mundo y un par de islas donde habia albatros y lobos marinos.

El viaje fue interesante ya que eramos un grupo reducido de personas y entre ellos se encontraba una pareja de catalanes que estaban en el mismo hostel.
Aquí, finaliza una etapa iniciada en el mes de noviembre donde el destino era llegar al fin del mundo   (Ushuaia ) antes de que llegaran las inclemencias del invierno austral. Ahora se inicia otra etapa, pero aun no esta definida. En mi cabeza, solo existen varias pinceladas de un posible rumbo que se ira haciendo realidad mientras avancen los días y todo vaya cogiendo forma.

Próximo destino Bogotá (Colombia).

2 comentarios:

  1. Muy buen relato gallego!!!
    Una sola cosa, si me lo permitís, me gustaría corregir: el faro cerca de Ushuaia no es imitación de nada, es otro faro. Es el faro de Les Eclaireurs, que señala la entrada a la bahía Ushuaia. El Faro del Fin del Mundo es el que está en la Isla de Los Estados.
    La confusión viene de alguien, no se quién, que le saco una foto al faro de Ushuaia, y dijo que había sacado una foto al del Fin del Mundo...


    Abrazos. Que siga bien el viaje!!!

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  2. Asi me gusta si cometo errores agradezco que sean corregidos.

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